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El CEA Obispado de Aiquile, pionero y promotor de la formación técnica
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En la denominada tierra del Charango, Aiquile (Cochabamba), la formación técnica profesional lleva cuatro años integrando personas competentes a un pujante mercado local. El Centro de Educación Alternativa “Obispado de Aiquile” es el promotor de este proceso y referente en todo el distrito.
A la par de la formación humanística, el Centro de Educación Alternativa “Obispado de Aiquile” ofrece, a personas jóvenes y adultas, también cuatro carreras técnicas: confección textil, instalaciones eléctricas domiciliarias, tejido y pintura en tela. Las dos primas carreras cuentan con el apoyo del proyecto Formación técnica profesional de la Cooperación Suiza en Bolivia, a través de la Fundación FAUTAPO en aspectos como la dotación de equipos, insumos, la capacitación docente y el apoyo a emprendedores.
Cuenta con 400 jóvenes, mujeres y hombres, estudiantes, de los cuales alrededor de 100 son los que participan en los procesos de formación técnica, a nivel técnico básico. En la carrera de corte y confección, la maestra Flora Grágeda, nos cuenta que a la fecha tienen 25 participantes, ésta es la cuarta promoción, y que la mayoría son mujeres quienes puntualmente asisten a sus clases, todos los días de cuatro a siete de la noche.
“Aprenden competencias para la confección textil en ropa deportiva o ropa casual y en estas modalidades se enseña lo que es la operatividad de las máquinas, ensamblados de cuellos, bolsillos u otros; diseño de moda, elaboración de patrones o moldes; además del acabado de prendas”, dice orgullosa Flora.
En cuanto a la carrera de electricidad, que tiene dos años de funcionamiento, y también es apoyada por la Cooperación Suiza en Bolivia, se apreciar que los alumnos cuentan con herramientas e insumos de primera calidad. Los jóvenes, algunos que también están en colegio, cuentan que se animaron a entrar en la carrera porque reconocen que esta profesión tiene un buen mercado, generalmente en las construcciones que se están dando, aceleradamente, en el pueblo, pero también en regiones aledañas.
Entre cables, alicates, martillos y destornilladores, los jóvenes participantes nos explicaron que se están formando para cumplir con todo el proceso de las instalaciones eléctricas en departamentos, casas, edificios o cualquier otra edificación.
Los facilitadores señalan que uno de los requisitos para concluir la formación es presentar un plan de negocios que es sometido a un jurado calificador que los evalúa para acceder a un pequeño capital que pueda apoyarlos a implementar un taller o negocio. En el primer año que contaron con el apoyo de la Cooperación Suiza en Bolivia, los emprendedores fueron cinco y en el segundo año (2012) se apoyaron dos. Estos jóvenes actualmente cuentan con reconocidos negocios en el pueblo de Aiquile.
Comenta el director interino del CEA, Abrahan Rodríguez, que también muchos egresados sacan préstamos de entidades financieras pero que los intereses son elevados para las economías de la zona y que muchas veces las garantías son prácticamente imposibles de cubrirlas por los participantes.
La mayoría de los egresados de la carrera de instalaciones domiciliares, según Rodríguez, se fueron a otros ciudades donde les pagan mejor. “De todas formas esto nos alienta porque las personas están capacitadas y tienen trabajo”, concluye el director.
“A futuro necesitamos gente preparada en reparación de celulares y electrodomésticos”, explica Ramírez a tiempo de comentar los futuros planes del CEA.