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¿Qué lindo es viajar?
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Fuente:
- Comisión Episcopal de Educación (CEE)
Hoy viernes llegué a mi casa con la gran noticia de que viajaré a Urubichá (Departamento de Santa Cruz), un lugar que no conozco pero que me emociona saber que en esa región viven comunidades Guarayas. Mi esposa e hijos me decían que soy un "suertudo" y les gustaría ser “mi pulga” para acompañarme, yo les dije - cuando trabajen podrán ir donde quieran.
Llegó el domingo y nos encontramos en el aeropuerto de El Alto con dos de mis compañeros técnicos nacionales de la Comisión Episcopal de Educación con quienes programamos realizar un taller de emprendimientos destinado a docentes de centros educativos en Urubicha. Después de una hora de viaje llegamos a Santa Cruz e inmediatamente, sin perder tiempo, nos dirigimos a recoger la camioneta, pero antes no podíamos dejar de comer un rico plato tradicional en el afamado restaurant Casa del Camba, -esta parte no lo cuenten a nadie. Gorditos y felices, subimos a la camioneta y a 80 por hora nos dirigimos a nuestro destino. A medio camino nos encontramos con un bloqueo de caminos porque los pobladores de la región de 4 Cañadas no estaban de acuerdo con la gestión de su alcalde.
Allí, esperamos 4 horas con la esperanza de que algún momento nos dejaran pasar, después de insolarnos, derretirnos como mantequillas y protestar en mil idiomas nos dijeron que no desbloquearían hasta mañana. Los rostros de mis compañeros y el mío se derritieron aún más, pero no nos resignamos a volver a Santa Cruz, porque ya teníamos todo listo para el taller del lunes y no podíamos dejar “colgadas” a las personas que nos esperaban.
No faltó alguien que nos dijo que podíamos ir por caminos alternos, pero que resultaba el doble de tiempo. Entre discusiones, bromas e ideas locas, decidimos arriesgarnos y meterle acelerador a la camioneta. En plena oscuridad de la noche con la única compañía de los BUHOS que se asomaban de rato en rato en la carretera y el sonido de algunas piezas clásicas que escuchábamos seguimos con nuestro cometido de llagar a tiempo al taller.
Cuando menos lo esperábamos un grupo de pobladores Guaraníes nos detuvieron en el camino agarrando sus palos, antorchas y piedras. Nos pararon torpemente diciéndonos “no hay paso”. Les rogamos para que nos dejaran pasar, les invitamos chocolates, Coca Cola y otras de nuestras provisiones. Felices nos recibían y se lo comían, pero así mismo no nos dejaron pasar, mientras tanto un grupo de 8 niños se subieron a la camioneta a jugar encima la carrocería, yo me puse a jugar con los niños y de rato en rato les pedía que les diganan a sus papás que nos dejen pasar, pero nadie me hacía caso.
Al poco rato estábamos jugando y charlando amenamente con nuestros bloqueadores y entre chiste y chiste le dije, al supuestamente LIDER, “que me hable su marido” y, -de pronto- entre la multitud salió una señora mayor, con el palo más grande y nos preguntó ¿Quieren pasar?, - le respondimos “si pues mamita, por favor”. Nos dijo que parecíamos buenas personas, pero antes de pasar teníamos que comprarle un tejido tradicional a Bs. 50. Inmediatamente le compramos, y ella ordenó a dos de los jóvenes que nos escoltaran hasta la carretera, de ese modo logramos pasar. Finalmente, le pregunte a mi compañero, ¿Aquí, quién mandaa quién?.
Llegamos a Urubichá a las 4 de la mañana, no tan frescos pero si contentos de saber que llegamos a destino y que cumpliriamos con los docentes.