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Emilene Añazgo, una creativa emprendedora que creó “La Casa del Queso”
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Emilene Añazgo sabía que tenía muchos talentos y un sueño en particular, el de contar con una empresa procesadora de lácteos. Su familia tenía vacas en la comunidad de Erquis Oropeza, del Municipio Villa San Lorenzo en Tarija, y ese sería su primer acercamiento con el área y donde encontraría inspiración para cumplir con sus sueños.
Apenas concluía el nivel secundario definió ingresar a la universidad. Terminó la carrera de administración de empresas y elaboró una propuesta para implementar una empresa de lácteos como documento que le serviría para la defensa de su tesis. La propuesta tropezó con una respuesta negativa por parte de sus docentes que le decían que para ello necesitaría varios socios, mucho dinero y otros aspectos más. Favorablemente, no se desanimó e insistió en este su propósito.
Sin perder el rumbo y con entusiasmo compró una vaca y empezó a vender la leche ordeñada a la “LACTEOSBOL” de la comunidad Rancho Norte (Tarija), empresa pública que trabaja en la zona en la recolección de leche. Emilene comenta que le fue muy bien con esta primera vaca por lo que hizo el esfuerzo de comprar tres más. A la par, también se animó a estudiar en el Centro de Educación Alternativa (CEA) Santa Isabel donde aprendió sobre el procesamiento de la leche en sus derivados como yogures, quesos y flanes.
Emilene menciona y agradece a la directora del Centro, Susana Altamirano, y las docentes Melisa y Susana a quienes recuerda con mucho afecto. Indica que ellas fueron valiosos impulsos para cuando inició su emprendimiento.
Por iniciativa propia e inspirada por el negocio que tenían sus padres, estableció “La Casa del Queso”, un emprendimiento del cual expresa se siente muy orgullosa y que le permitió crecer profesionalmente y como persona.
Casi al mismo tiempo de iniciarse la empresa recuerda que también logró, con otros compañeros y compañeras del área, formar una asociación de lecheros gracias a la cual consiguieron nuevos procesos de capacitación y la Certificación de sus Competencias que otorga el Ministerio de Educación, situación que nos cuenta la animó y motivó a seguir creciendo.
“La Casa del Queso” empezó a producir quesos como el carnavalero, el de orégano y con espinacas que Emiliane indica son nutritivos y demandados no solo en su zona, sino en otras aledañas. En sus inicios solo producía poco para experimentar, pero, gracias al apoyo de las docentes del CEA, la motivaron a seguir incursionando en otras áreas de la leche y descubrió que sus talentos en el área tenían otras potenciales que debía mostrar.
Visitó canales de televisión y radios en las cuales pudo presentar sus productos y también participar en ferias donde vendió quesos e hizo degustaciones para conseguir más clientes. Ella misma, según nos cuenta, elaboraba sus diseños publicitarios para promocionar su empresa e incluso se animó a hacer algunos videos que, poco a poco, la hicieron más conocida como empresaria.
A los pocos meses se animó a más y empezó con la producción de yogures artesanales bebibles y frutados con sabores de manzana, frutilla, coco y durazno. Confiesa que el de frutillas es uno de sus favoritos al que le dio el nombre de “Aflafrut, con amores a frutilla” que es una combinación de yogurt y flan, una delicia que es muy requerida por estudiantes de primaria y secundaria.
Emiliane expone que también llevó a la escuela de su hijo sus productos a modo de seguir buscando mercado y que, gracias a las degustaciones que hizo allí con docentes, padres de familia y jóvenes, hoy abastece el desayuno escolar con yogures.
Con el objetivo de incursionar en nuevos espacios, también Emilene se animó a modernizar su emprendimiento, ofreciendo productos poco conocidos como los yogures griegos con mermeladas de diferentes sabores y flanes con sabores novedosos como los de quinua, remolacha y espinaca, delicias que no tienen conservantes ni colorantes químicos. Ella reconoce que la idea de la producción del yogurt griego la tomó de otra persona a quien conoció y que la docente del Centro le enseñó sobre su elaboración. Expresa que cuando elaboró este yogurt y lo presentó en una feria tuvo mucho impacto entre los consumidores, principalmente los de la ciudad de Tarija.
En un futuro, Emilene desea tener más herramienta para poder expandir su negocio desde Tarija a otras ciudades y confiesa que también quisiera vender en el exterior del país. Indica que quisiera saber cómo se hace el registro de SENASAG y aprender cómo ingresar a mercados y supermercados grandes.
Al finalizar la entrevista nos dice que quedó atrás la mala experiencia que tuvo cuando era universitaria pero que está orgullosa de ella misma y de todo lo que ha logrado y que, posiblemente, ahora sus docentes de la universidad la puedan ver y apreciar con otros ojos.
El Centro mencionado en esta nota es parte del sistema público de educación dependiente del Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia.